domingo, abril 29, 2007

Bondage


Bondage

Se llama bondage (del inglés to bind, maniatar) a las prácticas sexuales que implican privación de la capacidad de movimiento. Dicha privación puede hacerse sobre una parte o sobre la totalidad del cuerpo, utilizando medios diversos: cuerdas, esposas y mordazas, generalmente, aunque también cadenas, cinta adhesiva o cualquier otro instrumento susceptible de inmovilizar.

Bondage y sadomasoquismo

El bondage se asimila con frecuencia al sadomasoquismo, e incluso existe una sigla que engloba ambas prácticas: BDSM. La diferencia entre las prácticas de bondage que, efectivamente, suelen darse en las relaciones sadomasoquistas y el bondage propiamente dicho reside en que en el primer caso la inmovilización del cuerpo es un medio o un aspecto más del juego, entre otros, mientras que en el segundo caso es un fin en sí mismo. Otra diferencia es que el bondage puro tiene a menudo un carácter artístico además de sexual.

Bondage y erotismo

A pesar de que este tipo de prácticas sólo recientemente se han empezado a recoger en obras de divulgación sobre sexualidad, el deseo sexual ligado a la inmovilización está muy extendido y se conoce desde antiguo, como lo muestran numerosas imágenes de intención aparentemente no erótica.

¿Por qué a algunas personas les atrae el juego de ser atadas? La razón que con más frecuencia se invoca es la liberación de inhibiciones y responsabilidades, en la medida en que confían las llaves del juego erótico a otra persona, que es quien marca las pautas a seguir. Se llama a esto "intercambio de poderes". A algunas personas les atraen también las sensaciones físicas: la presión de la cuerda, la imposibilidad de moverse y, a veces, aunque es poco frecuente, el dolor o las quemaduras producidas por la cuerda. Ligado a esto último está también el placer por la adrenalina que genera el peligro simbólico. Atrae también la sensación de impotencia cuando se hacen intentos de liberarse; a alguna gente le agrada realizar estos intentos mientras es estimulada sexualmente por la otra persona, aunque, como se ha dicho, el bondage no implica necesariamente contacto sexual. Es frecuente asimismo la atracción por los llamados "juegos de sumisión" o juegos en los que se representan roles amo/esclavo, así como el fetichismo hacia la mecánica del bondage, en particular hacia los instrumentos utilizados: el olor de la cuerda, del cuero de los collares, del látex... Finalmente, el bondage puede utilizarse como medio en el sadomasoquismo, o como complemento a otras prácticas sexuales, para estimular la libido.

En cuanto a las personas que ejercen el rol activo, las razones que se dan con más frecuencia para explicar la afición al bondage son, por un lado, el estímulo que genera tener la total responsabilidad sobre el placer sexual del compañero y, por otro, el placer artístico, además de otras razones compartidas con quienes asumen un rol pasivo (gusto por la sumisión, fetichismo, etc.