Nunca los busque, nunca los quise, nunca los predispuse. Aparecieron sin querer, unos absolutos desconocidos que no quise conocer, sólo me oculte en sus cuerpos para no ver más allá, para no escuchar, sólo sentir. Sentir lo que sucede en el momento y al otro día olvidar. Tener la sensación de que quieres algo que te pertenesca, pero la verdad no te interesa tener.
También hay los que te conocen mejor que a tu mismo, que son otro tipo de refugio, en ellos te quieres ocultar aún más, acurrucar. Donde sus manos y espaldas son gigantes muros, que te apartan del mundo y sus demonios